Al apoyar las actividades sionistas y nacional-judías, la Liga de la Cultura Judía atendió inadvertidamente la Judenpolitik de los nazis, que equivalía a la supresión de todos los esfuerzos de asimilación.
Una niñita muy monina recibe de regalo un cascanueces en la Nochebuena y se sumerge en sueños en un mundo fantástico.Pero la versión de Ben van Cauwenbergh, a diferencia de las más tradicionales, es liberada de las ataduras del bello cuento de Navidad para ganar decididamente en fuerza y lozanía.
No es el príncipe quien elige a Cenicienta, sino Cenicienta al príncipe.La música abarca la composición original de Prokófiev, además del sonido de Les Baxter (Because of You/Unless, de 1951, y su versión del popular fado Abril en Portugal/Coimbra (1947), originalmente compuesto por Raul Ferrão y letra de Jose Galhardo).
La producción de Kay Link nos habla metafóricamente de la exclusión de los extranjeros de una fortaleza de prosperidad futurista.La aparición final de Medea con el vellocino de oro que quiere devolver al oráculo de Delfos, de donde fue robado originalmente, tiene su magia, ya que después de todo el horror vivido aún es posible un buen final.
La atractiva e interesante puesta de Cranko (segunda versión, de 1967, que fuera coprotagonizada en su momento por la legendaria bailarina brasileña, hoy coreógrafa, Marcia Haydéee) es sobria, pero impresiona por sus amplios espacios y por sus colores que emulan el ciclo de vida de una rosa, desde el blanco de la pureza e inocencia hasta el rojo oscuro del marchitamiento.
Aalto Theater Essen.Aalto Ballett Essen.Moving Colours, de Armen Hakobyan y Denis Untila, con música de Dirk Haubrich.Escenografía, diseño de iluminación y concepción visual Yoko Seyama.Vestuario Rosa Ana Chanzá Hernández.
Cauwenbergh logra gran dinamismo y tensión en la pieza, desde el primero hasta el último segundo de sus dos horas y media de duración (vídeo Valeria Lampadova).El coreógrafo belga era consciente de que la tarea debía hacerse con enorme respeto por el original, como quien restaura un cuadro de su compatriota, el flamenco Pieter Paul Rubens, y de que un error podría haberlo arruinado todo.
En "La vie en rose" no hay dramaturgia que valga;las inmortales canciones marcan la concepción escénica.La coreografía, con elementos clásicos, es nostálgica y triste a la vez;trata de artistas que hemos disfrutado en nuestra juventud y que lamentablemente ya no están más entre nosotros.
El Archipiélago, está integrado por cinco islas, cinco piezas, no muy extensas, reunidas en esta selección de dos horas: Wings of Wax, 27' 52 , Petite Mort, Birth-Day (fragmento de un filme coproducido por el NDT con el Hebbel Theater de Berlín) y Seis danzas.