No es que Zimerman subestime la energía, pero ésta permanece perfectamente canalizada, rechazando el exceso y el brillo virtuosos.A partir de ahí, la interioridad, los sueños y la emoción emergen con naturalidad.
Cada uno de los maestros que ha pasado por el Curso ha dejado un sello único, tanto artístico como humano, contribuyendo de manera decisiva al crecimiento y formación de una nueva generación de músicos.
La voz de Garifullina, dotada de importante proyección y atractiva punta tímbrica, aportó una buena dosis de elegancia y de una musicalidad no exenta de sensualidad a las piezas seleccionadas, a lo que habría que añadir el encanto de una presencia escénica espectacular.
La narración del Allegro assai es prestissimo, tempestuosa, inatacable como un tornado, un estilo que comparte Buniatishvili con otros intérpretes de su generación.
No es inverosímil juntar a Chopin y Bach.Zimerman demuestra que la asociación no es tan imposible como pareciera.Si existen, las influencias de uno sobre el otro son, cuando menos, discretas.
Qué duda cabe que el arribo de Sir Antonio a la LSO es lo mejor que le ha podido ocurrir a esta orquesta en los últimos años.Pappano, próximo director principal de la LSO, es el conductor ideal.
El primer encuentro del adolescente Astor Piazzolla con la música de Bach se produjo en Nueva York allá por 1934.Un vecino suyo, de origen húngaro y profesor de música, la tocaba al piano.
En esta velada, Demis Volpi Volpi se embarca en la búsqueda del mito de Truman Capote, quien escribió sus primeras novelas basadas en hechos reales en el decenio de 1960.Aquí la cuestión está muy clara: ¿dónde está el límite entre la realidad y la interpretación artística?
Hay otro aspecto que me apetece destacar de Sokolov y es el rígido entrenamiento de sus dedos, cada uno de los cuales es como un buen soldadito desfilando, excepto que el resultado se parece más a un ballet.