Tenemos que estar preparados para la guerra en cinco años.Esto no significa que vaya a haber una conflagración bélica entonces, pero es posible.Al fin y al cabo, se trata de poder defenderse y de hacer así que el riesgo sea tan alto para el adversario, que decida no atacar.
El comunismo es historia, las grandes ideologías del siglo pasado han seguido su curso, China y Occidente están estrechamente entrelazados económica y financieramente.Pero el furor nacionalista es a veces más fuerte que el deseo de paz y de preservación de la prosperidad.
Se suponía que China se convertiría en la locomotora de la economía mundial tras la pandemia, pero el esperado impulso de crecimiento no se ha materializado.
El desafío de Prigozhin a Moscú fue una confrontación entre un psicópata que lidera una banda de criminales y asesinos y un jefe de la mafia que se sienta en el Kremlin y divide la riqueza de Rusia entre sus compinches.
Tras el colapso de la Unión Soviética, el Ártico fue un área política en la que la importancia internacional de Moscú no disminuyó.La presidencia del Consejo Ártico habría dado a Moscú la oportunidad de ampliar este papel y presentar al público mundial sus propios éxitos e inversiones en la investigación del Polo Norte.
El problema radica en que hasta ahora nadie tomaba en serio a Putin y todo el mundo pensaba que no iba a adoptar una determinación como la presente.Incluso su amigo personal, el ex canciller alemán Gerhard Schröder, presidente de los consejos de administración de varias compañías de hidrocarburos rusas, le ha pedido encarecidamente poner fin a la guerra.
El secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, advierte reiteradamente del peligro de una conflagración bélica y casi todos lo critican por histerismo y alarmismo.Los servicios secretos estadounidenses se afanan desde hace días por convencer a los países de la Alianza Atlántica de que Rusia invadirá Ucrania a mediados de semana y los destinatarios del mensaje no se tragan el cuento.
La historia de las interacciones ruso-ucranianas puede contribuir a la comprensión del conflicto actual.Esto incluye el hecho de que muchos no se toman en serio el estado ucraniano independiente, siguen percibiendo a Ucrania como parte de la nación rusa y niegan a los ucranianos su propia lengua, cultura e historia.