Lo que comienza como un fantástico cuento de hadas y una historia de aventuras se convierte en un juego psicológico entre gato y ratón.Lo que está sobre el tapete es real: celos, confusión emocional, miedos, ansiedades, dudas y muchas amargas acciones.

'El Mesías' no es una ópera 'disfrazada' porque no cuenta con ‘argumento’, y si hay alguno no parece que Wilson haya encontrado la forma de explicarlo.Es un espectáculo ‘suyo’ en el sentido de que es todo muy ‘bonito’ en cuanto a iluminación y colores, y reiterativo en cuanto a ‘poses’ estáticas, movimientos lentos exagerados, y gestos bruscos y congelados.

Es indudable que el concierto ha sido placentero para mucha gente, de forma que lo que a mí me ha resultado vacuo o cargante, a buena parte del público le ha parecido simpático.Tal vez lo que yo considero «rigor» a ellos les puede parecer «envaramiento».

Julia Fischer logra una interpretación elegante de Chaikovski, romántica que vive enteramente de la magia melancólica de su tema principal, un valse triste, tocado en la cuerda sol.La solista reune en sí la delicadeza reflexiva, la poesía y la gran expresividad necesarias.

Ante la sala colmada de público del auditorio del ayuntamiento, el alcalde declaró que Neuss am Rhein ha acogido ya más de 1600 refugiados de Ucrania, y es un firme baluarte contra el antisemitismo y el terrorismo en todas sus variantes, incluso la de Hamás.

Nueva por el aspecto musical, vieja por el escénico: pero como aquí todo es ‘mítico’ y ‘legendario’, parece que ahora hay que alabar la producción de Bieito mucho más que en el momento de su estreno o primera reposición.

Las interpretaciones de Anastasia Kobekina son tan fluidas y diáfanas como una improvisación magníficamente controlada.

Volpi ambienta la historia en un teatro, durante los ensayos del ballet Giselle, centrándose en el encuentro de Giselle y Bathilde, quienes experimentan algo nuevo, jamás vivido antes: una familiaridad, una atracción, un contacto profundo y cálido.