Sin duda la Gala Puccini giró en torno al protagonismo de una Sondra Radvanovsky en plenitud de facultades que gustó y se gustó como pocas veces en este FIS 2024.
De Tommaso: “Es un diamante sin pulir, desprolijo, y falto de emoción verdadera”.En cambio la voz de Davidsen sonó como siempre: sana, enorme, brillante, homogénea, con un agudo potente y en apariencia sin esfuerzo alguno, un centro redondo y pastoso, y un grave absolutamente natural
Éxito incontestable de Àngel Òdena como promotor operístico.Éxito incontestable de los solistas, coro y orquesta, que arrancaron aplausos y ovaciones del público.Éxito incontestable del tesón contra viento y marea y contra políticos.
Davidsen sonó fortissimo, porque su voz, hoy día inigualable en su extensión y solidez de timbre, está en lucha con un volumen a veces ensordecedor.A partir del registro medio Davidsen parece tener un problema de apoyo que le impide encorsetar la voz para elevarla a los agudos con contornos de nitidez y squillo similares a los de Birgit Nilsson, con quien muchos insisten en compararla, en mi opinión equivocadamente
De la ensalada de repartos anunciada para las siguientes funciones de 'Tosca’ elegí una en la que había cambio de los tres protagonistas y nueva dirección de orquesta.El resultado fue mejor, incluso porque no hubo silbidos sino alguna risotada y se pudo apreciar mejor el disparate
En Bruselas al parecer este montaje de Villalobos no generó tanta polémica.Tal vez sería de esperar que en el Liceu no se repusiera.Pero eso es mucho decir cuando se nos cuenta en gacetillas no sé cuántas cosas sobre este montaje poderoso y se nos asegura que veremos a grandes intérpretes y en el caso de la protagonista a las cuatro mejores cantantes que hoy encarnan a Tosca
Netrebko deslumbró en todo momento como Floria Tosca y el público deliró tanto al final de su aria como al terminar la ópera.Baste como ejemplo de la efusión del público el aplauso espontáneo cuando entró en el escenario, del que solo hay referencias en los últimos 50 años del propinado a Renato Bruson ('Belisario' de Donizetti, 1981) y a Mirella Freni en ('Fedora', 1998)
Aunque se ha hablado de sucesión de Nilsson, Stemme y Flagstad, en estos momentos por sus centros y graves, y su indisimulado afecto por autores italianos como Verdi y Puccini, al oír a Davidsen pensé en la joven Varnay cuando en el Met cantaba no sólo Wagner sino Maria/Amelia en unos raros entonces 'Macbeth' o 'Simon Boccanegra'.
Pedro Halffter se centró más en destacar el preciosismo de la partitura pucciniana que en realzar los contrastes de esta, que son realmente la clave de la progresión dramática.Los - aquí - paradójicamente camerísticos tutti orquestal del inicio o el cierre del primer acto sonaron verdaderamente apagados y livianos bajo una batuta que antaño, por el contrario, se reivindicaba en momentos así con un exceso de efecto y decibelios.