Puesta en escena, soluciones técnicas, elenco y dirección musical estuvieron parejos en un mismo plano de excelencia: cada elemento estuvo en su lugar.
La versión fue correcta, pero sin logar transmitir la emoción que la obra suele provocar en el público.Sobresalieron únicamente el Rodolfo de Saimir Pirgu y el Colline de Fernando Radó
Jubilate Deo de Dan Forrest, estrenada en el 2016, se basa en siete esquicios que en otros tantos idiomas diferentes, expresan la bondad del Señor, su misericordia y su amor a las devenidas generaciones.
La primera sorpresa de la noche fue comprobar con cuánta ansiedad se esperaba este inicial concierto de la orquesta sinfónica.Un aforo del 100% no se da siempre pero en esta oportunidad el largo lapso entre el cierre 2019 y el comienzo del 2020, la atracción del repertorio elegido, el regreso de Noam Zur que definitivamente tiene el apoyo del oyente y finalmente la necesidad cultural de escuchar el organismo orquestal local, fueron motivos más que suficientes para una noche especial
Catedral Basílica de Salta.Orquesta Sinfónica, Coro de Cámara de la Universidad Católica, Magdalena Soria (soprano), Myriam Molina (soprano), Ana Issa (contralto), Christian Roldán (tenor), Yamil Montero (bajo).
Este fue el último concierto de la temporada sinfónica en el Teatro Provincial de Salta.Al placer de disfrutar la sonoridad de la orquesta local, es preciso reconocer su gran versatilidad que desde luego no se limita al repertorio clásico.
Paul Ben-Haim es un desconocido en nuestras tierras, lo que no impide hayamos descubierto un compositor mucho más que interesante.El carácter optimista de su 'Segunda sinfonía' atrapa la atención el oyente y difiere de la sombría 'Primera sinfonía'.
Teatro Provincial.Estudio Coral del Instituto de Música y Danza: director Maestro Luciano Garay.Orquesta Sinfónica de Salta: director Maestro Noam Zur.Richard Wagner (1813-1883): Preludio al acto III y Coro de marineros de la ópera El Holandés Errante (estreno en Salta);
El elenco irreprochable, la música de Cilea está tan bien construida que parece envolver el canto de los protagónicos, la orquesta impecable y la dirección del maestro Jorge Lhez con una solvencia tal que el desarrollo de la obra no solo carece de baches sino que brinda el camino perfecto para transitar los pasajes del drama.
A Don Pasquale de Donizetti le cabe la injusta sentencia de su simplicidad.La obra, concebida con altas dosis de humor, necesita una labor teatral de primer orden para no resultar tediosa, envejecida o de poca comicidad;