Entrevistas
#38 Ensems o cómo llamar a la ciudadanía a una escucha crítica y reflexiva (y 2)
Daniel Martínez Babiloni
Después de conocer las intenciones y propósitos de Leonardo Marqués, Subdirector de Música de Culturarts, quisimos conocer como se ha cocinado la sección de arte sonoro que se incluye dentro del mismo. Para ello hemos recabado la opinión de su comisario, Edu Comelles.
Pregunta. ¿Qué supone para ti ser comisario de una parte del festival Ensems, el festival de música contemporánea veterano de este país?
Respuesta. Significa enfrentarme a un reto mayúsculo con el máximo respeto y la máxima cautela, siendo muy consciente de la responsabilidad que conlleva gestionar un festival público como este, en el año en el que vivimos y en el contexto social, político y cultural que lo rodea.
Todo ello lo acepto, por convicción, principios y compromiso con este territorio que me acoge, porque el festival necesita gente muy diversa, necesita muchas voces que lo definan; y sobre todo porque como reza el nombre del certamen, hay que hacerlo conjuntamente, a la vez, entre todos, ensems.
P. ¿Has seguido su trayectoria?
R. Sí, desde mi llegada a Valencia, quise ponerme al corriente de todo lo que aquí sucede. Entre todo ello estaba Ensems. Una vez “descubierto” el festival uno, por mera curiosidad y compromiso, ha procurado ir atando todos los cabos de una dilatadísima historia que cuesta rastrear para remontarse a esos casi cuarenta de actividad, que no son pocos y se dicen rápido.
P. Una de las novedades de la presente edición es que tiene una dirección colegiada, no hay director artístico como en el pasado. Tú te encargas del ámbito del arte sonoro y los técnicos del Institut Valencià de la Música del resto de la programación. ¿Cómo se ha llegado a este modelo de gestión?
R. En un principio me pidieron asesoramiento sobre la programación y el festival; y me invitaron a participar en él como músico, oferta que rehusé amablemente de inmediato. Pensé, y sigo pensando (y si me equivoco que me corrijan) que ayudo más al festival programando que tocando.
Pregunté cuál era la situación. Después de analizar el estado, por lo menos, preocupante del festival, hice una oferta doble: coordinar una parte de la programación con la vista puesta en otras músicas y llevar la comunicación íntegra del festival haciendo cierto lavado de cara a nivel comunicativo y de imagen pública del certamen; aspectos que considero fundamentales a enfrentar en el futuro inmediato de Ensems. Insisto, pensé que lo importante, en aquel momento, era pensar en el festival y su pervivencia más que sumarme al cartel como músico. Finalmente, la idea de llevar la comunicación fue desestimada pero la idea de que yo coordinara una sección de arte sonoro pervivió (llevando yo la comunicación de la misma) y colaborando activamente en la confección y configuración de la nueva web del festival junto a la diseñadora Sara Navarro encargada de la imagen.
En el ámbito programático, rápidamente me di cuenta de que sugerir un listado de nombres a modo de programación, si no iba acompañado de un discurso coherente, una idea comisarial y una forma de explicarlo, carecía de sentido. Así pues, desarrollé una programación plural y abierta enfocada a la creación sonora, electrónica y experimental a distintos niveles. Y por esas razones decidí llevar también la comunicación de esa parte de la programación, porque asumí que si no se explica no tiene razón de ser.
P. Pregunta obligatoria: ¿hay entendimiento entre las partes?
R. Sí, por supuesto. Al fin y al cabo no debemos olvidar (y ahora más que nunca) el nombre del festival y lo que significa: aquello de conjuntamente, a la vez, entre todos, ensems. ¿No? Mi postura siempre ha sido muy clara, hay toda una serie de músicas que escapan a mi saber. Yo vengo de las Bellas Artes y por lo tanto me centro en el terreno en el que trabajo habitualmente por eso no entro a valorar el resto del festival ni la forma en cómo se articula, entiendo que se regula por otros parámetros, tensiones y sinergías. Sin embargo, existe un nexo de unión entre todo este magma que acoge Ensems: la reivindicación de la escucha, y no solo eso, sino la reivindicación de una escucha crítica y reflexiva; independientemente del “contenido” de esa escucha y eso es fundamental tenerlo en cuenta.
P. ¿Qué opinión te merece la prolongación de la duración del festival?
R. A mi modo de entender, tiene sentido: salpica la programación a lo largo de la primavera evitando los vacíos culturales que los festivales puntuales provocan en la ciudad. Desde mi punto de vista, una programación cíclica es mucho más efectiva que una programación concentrada, repartes, permites una mayor permeabilidad y que la información se disemine de otras formas. Los que vienen a un concierto, puede que repitan al mes siguiente, y así. Son dinámicas de la cultura de base, son un tipo de programaciones más invisibles pero que sin embargo dejan un poso mayor, evitan la cultura del evento de consumo rápido y el cortoplacismo; laten como un pequeño corazón en la ciudad y generan hábito por la cultura, algo muy necesario como bien sabemos.
P. Pero, si se pretende atraer a público o especialistas de fuera de Valencia, ¿las actuaciones en días laborables y separadas por tanto tiempo no son un inconveniente?
R. Sí, por supuesto. El tema de los días laborables es algo, desde mi punto de vista, a mejorar sin lugar a dudas, pensando principalmente en el público, a menudo el gran olvidado en este tipo de certámenes. Esperemos que esta tendencia vaya cambiando en el futuro. Hay que decir que en el caso de la programación que yo coordino (y por empeño personal) las actividades son en fin de semana, salvo los dos primeros conciertos en la Sala Rodrigo del Palau de la Música (Avelino Saavedra & Emmanuel Holterbach, 13/04) y en el Centro del Carmen (Luis Tabuenca y Santiago López, 20/04) que se adaptan a un engranaje programático más complejo. Todo esto, va cogido de la mano de la idea aquella del máximo impacto y retorno a la sociedad, por aquello de la financiación pública, etc.
P. ¿En qué consiste ese ciclo de arte sonoro dentro del #38 Ensems?
R. Para Ensems se ha diseñado una programación de diez conciertos en distintos espacios de Valencia, entre ellos el Palau de la Música, los Claustros del Centro del Carmen, la Sala La Gallera y los singulares Baños del Almirante, localizaciones únicas para experiencias como la que ofrecemos. Para ello se han seleccionado diez proyectos con la idea de ofrecer una panorámica lo más abierta posible sobre la creación sonora y experimental en el ámbito local, nacional e internacional.
En el ámbito local se le hace cierta justicia a uno de los músicos y experimentadores más influyentes de la escena experimental en Valencia: Avelino Saavedra, quién presentará su próximo disco Frozen DrumScapes en el Palau de la Música. A su vez, se da apoyo y visibilidad a propuestas subterráneas y radicales como la de Santiago López, natural del Puerto de Sagunto. Este porteño, intervendrá el Claustro renacentista del Centro del Carmen con un instrumento formado por cables de acero y tensores. Lo local también abarca a extranjeros afincados en Valencia como es el caso de Pierce Warnecke (vinculado al Berklee College) que ofrecerá un concierto de improvisación en los Baños del Almirante junto al trompeta francés Louis Laurain. El mismo día, Montserrat Palacios asumirá ese papel de afinidad a Valencia con su peculiar voz resonando en dicha localización, un maridaje más que oportuno. Finalmente era necesario (como en el caso de Avelino Saavedra) que Ensems acogiera al polifacético Martí Guillem uno de los jóvenes talentos en el exilio (reside en Berlín actualmente) más importantes de la música experimental valenciana de los últimos años.
En el ámbito nacional se ha buscado la pluralidad de estilos y estéticas: desde el virtuosismo del percusionista Luís Tabuenca pasando por la singularidad sonora de Carlos Suárez y recalando finalmente en el mensaje que Alba G. Corral + Combray nos lanzan: que la nueva realidad contemporánea entiende el concierto como un lugar para ir con los oídos despiertos pero también con los ojos bien abiertos.
En el ámbito internacional se cuenta con el prestigio del francés Emmanuel Holterbach y el extraordinario esfuerzo colectivo de seis improvisadores portugueses con el proyecto Phonopticon. Dos ejemplos fronterizos invitados a Ensems a tender puentes con sendos países vecinos.
Toda la programación se ha planteado como distintas experiencias en las que sonido, escucha, espacio y arquitectura dialogan, se contradicen y cuestionan el formato concierto, la música y sus protocolos. Pero sobretodo son experiencias pensadas para ser disfrutadas desde la estética, la sorpresa y el contraste; buscando ese impacto, interrogante o asombro en el público. Va a ser increíble, los músicos, su música y el conjugarlos con estos espacios únicos forman un todo que no dejará indiferente.
P. En años anteriores también ha habido presencia del arte sonoro, ¿qué supone para el genero que te hagas cargo de esta comisaría?
R. Supone, como ya decía antes, una gran responsabilidad y oportunidad en lo personal y un acierto en lo institucional. Ensems es un festival que debe ser un paraguas de todos esos géneros de la creación sonora y musical que no se ajustan a los cánones de la industria musical, que rehúyen estéticas, géneros, estilos y academias. Debe ser un festival de las músicas extrañas, ajenas e interrogativas y debe ser un escaparate en el que mostrar lo que sucede en este basto ámbito a nivel local y proyectarlo a nivel nacional e internacional. Por ello, la voluntad aperturista del festival debe ser aplaudida y asumir la inherente riqueza que aporta la pluralidad de su programación. Que un festival acoja obras sinfónicas, orquestales y de gran formato a la vez que propuestas improvisatorias, más propias del ámbito de lo sonoro y desvinculadas de la academia o los conservatorios es absolutamente singular, necesario y ¡fantástico! Imagina por un momento que un público de corte joven (por poner un ejemplo deliberadamente consciente) habituado a la música electrónica de vanguardia, de repente, se le ocurra asistir a un estreno sinfónico en el Palau de la Música, eso sería una maravilla, ¿no? En Ensems, tenemos la posibilidad de hacer que algo así suceda.
Toda esa diversidad debe convivir en Ensems, el reto será cómo explicarlo (que no justificarlo) y cómo sumar en conjunto y que los diversos ecosistemas puedan confluir en algo como este festival. Al fin y al cabo, como ya he dicho en muchas ocasiones, en estas músicas lo que nos une es aquello de propagar ondas en el aire y que unos sonidos y sus respectivos lenguajes emanen de la creatividad de unos y lleguen a los oídos de otros, nada más. El resto es silencio.
P. El Ensems, al igual que otros festivales especializados, ha ido perdiendo público a lo largo de las últimas ediciones. ¿Habéis tenido en cuenta esta circunstancia?
R. Por la parte que me toca, sí, en grado sumo. Desde mi punto de vista este es uno de los problemas más graves a enfrentar, con la mirada puesta en el futuro y la pervivencia del festival. Desde mi punto de vista, toda programación cultural financiada con dinero público debe tener en entre sus principales objetivos la máxima visibilización, impacto y retorno a la sociedad. Un festival como Ensems que no se empeñe en cuerpo y alma en interpelar a la audiencia y a la ciudadanía a la que se dirige y actuar en consecuencia, no tiene razón de ser.
P. ¿Existe algún plan para acercar este tipo de música a un público más numeroso?
R. Existe voluntad, sobretodo. Antes que nada es importante que el festival salga de su ensimismamiento; que se centre en la creación y los creadores, en los músicos, intérpretes y compositores pero que no pierda de vista a quién dirige sus esfuerzos: al público, a la audiencia y por ende a la ciudadanía. Un festival demasiado preocupado por mantener la pax romana entre los profesionales de la música y poco interesado en que alguien venga a oír a esos músicos tiene consecuencias claras: las cifras de audiencia cayendo año tras año y un largo etcétera de síntomas y dolencias derivadas.
En ese sentido, y desde mi punto de vista, hace falta hacer un replanteamiento muy a conciencia de algo tan sencillo como la forma de comunicar el festival, de cómo se presenta a sí mismo y ante la sociedad. Esa comunicación va, inevitablemente cogida de la mano de algo fundamental: la pedagogía. Hace falta un cambio de retórica y de lenguaje que permita al conjunto de la sociedad a acercarse a ciertas músicas que para bien o para mal llevan colgadas la etiqueta de elitistas, hay que acabar con esos clichés, y no a golpe de talonario, sino a golpe de didáctica, comunicación, imagen y lenguaje.
Hay que ofrecer el mismo producto pero con un embalaje muchísimo más atractivo, dinámico y consecuente con la época que vivimos. Y ¡ojo!, que no se me entienda mal, el producto es bueno, las programaciones son sólidas y llevadas por grandes profesionales, pero la forma de visibilizarlas debe mejorar, la música no debe cambiar, sí las formas de presentarla, ordenarla y explicarla. Siempre he pensado que el problema de las músicas experimentales, contemporáneas, etc., es que no se saben explicarse a sí mismas y esa es la gran asignatura pendiente: desde la clásica contemporánea hasta la libre improvisación, hay que trabajar mucho y muy duro, pensando en el sector, ¡los músicos!, pero sobretodo hay que pensar en la audiencia, por que sin ella, sin gente que la escuche, la música carece de sentido.
Hace falta trabajar con mucho ahínco en la imagen, comunicación, didáctica, transparencia y pluralidad. Hace falta visibilizar el festival: no puede ser que alguien como yo que llega a Valencia se entere de oídas de que existe algo como Ensems (yo me enteré por un SMS). No puede ser que ponga en Google “Ensems” y apenas encuentre información, no puede ser que nos miren incrédulos cuando contemos que el festival más antiguo de música contemporánea del país se celebra en Valencia y lleva 38 ediciones. ¡Eso es inadmisible!
Ensems necesita comunicación, pedagogía, documentación y registro, presencia online y una web (sí, sí, una web, qué cosas, ¿eh?) que glose toda su actividad y todo lo que lleva sucediendo desde hace casi cuarenta años. Todo ese trabajo debe verse, salir a la luz y ser referente.
En mi modesta participación de este año, se apuntan estas ideas, se ha trabajado mucho en ese sentido y se ha programado en consecuencia, pero para que esto suceda hace falta muchísimo más trabajo, dedicación, esfuerzo, e insisto: mucha pedagogía, entender el nuevo paradigma comunicativo y sobretodo entender que un festival como este, a día de hoy, necesita de un equipo de trabajo que dé respuesta al aquí y al ahora. Roma no se hizo en dos días.
¡Y ojo!, que nadie se equivoque: para hacer todo esto no hace falta sacar el talonario o lanzar la enésima queja al sistema de financiación (que también, pero ese es otro tema) solo hace falta trabajar, trabajar y trabajar. No se me ocurre una mejor forma de hacerlo.
P. Entre la prensa, ni especializada, ni generalista, se le ha prestado mucha atención, ¿a qué piensa que se debe?
R. ¡Claro que no le presta atención! ¡Es que no les llega la información! Cada año (este no es una excepción ni un secreto) hay problemas a la hora de lanzar la información a prensa, retrasos, solapamientos y demás obstáculos administrativos que hay que salvar. Es necesaria una campaña de medios adaptada al año (e incluso al siglo) en el que vivimos. Estamos en 2016 y hacen falta (mal le pese a muchos) editores, comunicación en redes sociales, interacción/participación de y con el público, una campaña de medios electrónicos, etc., etc., etc. Todo ello no significa hacer borrón y cuenta nueva, significa corregir errores y dinámicas de difusión y sumar este “nuevo” escenario mediático y ser muy conscientes de que la batalla comunicativa y de difusión ya no se gana con el cartel del festival a página entera, el domingo, en el periódico local sino en la prensa y medios digitales usando todo el potencial de las telecomunicaciones, haciendo las cosas de otra manera. Hay que ir más allá de la rueda y la nota de prensa (que también) y explorar otros formatos de difusión. La comunicación de un festival es casi tan importante como lo que se ofrece en él, si no se asume eso, estamos perdidos. Parece mentira tener que reivindicar esto en el año 2016 pero es sintomático de todo lo anterior. Hay muchos festivales en este país, la mitad de grandes que este, que son referente, fijémonos en ellos y aprendamos de ellos. Insisto: no puede ser que el festival más antiguo de música contemporánea del país “no exista”.
P. Por último, y fuera del Ensems, a este nuevo desempeño, hay que añadir la coordinación desde febrero del Espai Sonor del Espai d’Art Contemporani de Castelló. En él van a actuar las figuras más importantes de ámbito internacional del arte sonoro, ¿qué nos puedes contar de ese proyecto?
El EACC me encargó a finales del 2015 que diseñara una programación nueva para el Espai Sonor del centro de arte Castellonense. El lugar tiene una trayectoria que se remonta a la fundación del propio EACC y con una coherencia muy clara a lo largo de los años y las personas responsables del Espai Sonor.
Mi tarea en esta nueva etapa era la de tomar el relevo al modelo de programación y ampliar la oferta. El resultado es palpable, hemos pasado de tres actuaciones al año a un concierto al mes. El enfoque de la programación es consciente y dependiente del contexto local; en este sentido estoy tratando de desarrollar una programación centrada en tres ejes: calidad, compromiso local y creación de nuevos públicos. Del cruce de estos tres pilares, ha salido una programación que se plantea como una panorámica básica sobre la creación sonora, el que pueda asistir a todos los conciertos se llevará pinceladas de diversos géneros, estilos y estéticas; que invitan a adentrarse y descubrir otras cosas y explorar sin miedo la creación sonora de una forma fácil y desenfadada.
Por ahora hemos celebrado dos conciertos el de la japonesa Tomoko Sauvage y el de Raúl Fuentes (Heezen) vecino de Onda saldándose con récords de asistencia de público. Hay programados conciertos hasta julio con la presencia de Alfredo Costa Monteiro, Wade Matthews y J.Ll. Galiana, Vitor Joaquim y Eli Gras. Cada segundo viernes del mes, en el EACC. Y la programación seguirá en septiembre, octubre y noviembre con más y mejor, si podemos.
El ciclo que comisarío en el EACC es un experimento, un tubo de ensayo en donde poner en práctica todas estas dinámicas de trabajo que son aplicables también a Ensems en otra escala y en otra dimensión. La prueba de que el experimento está funcionando, la tenéis aquí.
De entrada la dirección del centro y yo mismo estamos muy contentos con los resultados de público y crítica que están teniendo los conciertos. Parece que la ciudad tiene ganas de este tipo de eventos. Cuando las cosas se hacen con mimo y cariño, los resultados saltan a la vista.
Mundoclasico.com Muchas gracias por poner tanto empeño en contestar a estas preguntas y mucha suerte en el #38 Ensems y en todos los demás proyectos que llevas a cabo.
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