Discos

El mensajero de la Amazonia

Alfredo López-Vivié Palencia
lunes, 29 de mayo de 2006
Cantigas. Waldemar Henrique: Uirapurú, Manha-Nungára, Tamba Tajá, Rolinha, Cobra Grande, Entretanto Eu Canto, Morena, Hei de Morrer, Côco Peneruè, Trem do Alagôas, Maracatú, Cançâo Nômade, Abaluaiè. Heitor Villa-Lobos: Cançâo Do Poeta Século XVIII, Nesta Rua, Vióla Quebrada. Jaime Ovale: Azulâo. Lorenzo Fernândez: Dentro da Noite; Alberto Nepomuceno: Cantigas. Xavier Montsalvatge: Canción de cuna para domir a un negrito. Consuelo Velázquez: Bésame Mucho. Annette Celine, soprano; Christopher Gould, piano. Productor ejecutivo: Mark Walmsley. Un disco compacto de 56 minutos de duración. Brana Records BR0003. Distribuidor en España: LR Music
0,0002184

De ese modo gustaba de llamarse a sí mismo el compositor, pianista, productor de radio, director de teatro y escritor brasileño Waldemar Henrique da Costa Pereira (Belém, 1905-1995). Alumno de algunos de los demás autores que completan la grabación (Heitor Villa-Lobos o Lorenzo Fernândez), Waldemar Henrique compuso numerosas obras escénicas, pero sobre todo canciones -casi siempre basadas en el folclore amazónico de su estado natal, Pará-, de cuyo catálogo en este disco se nos presenta una décima parte.

La mención del ‘catálogo’ es, sin embargo, arriesgada, porque, según parece, Waldemar tuvo muchos problemas con los editores a lo largo de su quehacer musical. Si bien el propio compositor en los últimos años de su vida quitaba hierro al asunto diciendo que con lo que ganó como pianista tuvo suficiente para vivir. El caso es que en los créditos de este disco se indica que se han realizado todos los intentos razonables para identificar y contactar a los titulares del copyright, con resultado infructuoso (aunque a un servidor le llevó sólo diez minutos de navegación por el ciberespacio para localizar algunos títulos en una conocidísima casa editorial milanesa).

Como tantas veces ocurre con los compositores brasileños, es inútil discutir si las canciones de Waldemar Henrique deben encuadrarse en la música popular o en la erudita: son canciones fresquísimas, que emplean ciertas palabras y giros del lenguaje indígena (muchos de los textos también son del compositor), hechas por alguien que demuestra una formación académica sólida pero que también sabía cómo llegar al público (y lo dicho vale no sólo para Waldemar, sino también para el resto de autores presentados en este registro).

Así, el disco -de muy buena toma de sonido- incluye, por ejemplo, Minha terra, que fue el primer éxito de Waldemar (1923); Cobra Grande (1934), sobre el miedo ancestral respecto del inmenso reptil -que vuelve ciego a quien lo ve y sordo a quien lo escucha-, una canción muy teatral; Tamba-Tajá (1934), una historia de amor de los indios macuxis; Uirapurú (1934), sobre un pájaro de leyenda –o no tanto- de los indios del sur de Brasil que atrae a sus congéneres con su canto; o Manha-Nungâra (1935), dedicada por el autor a su madre adoptiva, pues la biológica murió al año de nacer.

La grabación también presenta muestras de las canciones de los compositores que formaron la generación anterior a la de Waldemar, cuya escucha revela claramente la continuidad en estilo, en lenguaje y en cercanía. Y para terminar, dos autores no brasileños: la mejicana Consuelo Velázquez (1924-2005) sólo tenía 17 años cuando en 1941 escribió Bésame mucho, uno de los boleros más famosos de la historia; y también de los años cuarenta son las Cinco canciones negras del gerundense Xavier Montsalvatge (1912-2002), de las que aquí se escucha la celebérrima ‘Canción de cuna para dormir a un negrito’.

La veterana soprano brasileña Annette Celine -hija de la notable pianista polaca Felicja Blumental- se muestra absolutamente irresistible cantando con su voz carnosa y oscura un repertorio que ha cultivado toda la vida: poco importa si su vibrato ya se tambalea o si la línea de canto no tiene la firmeza de otros tiempos, y a mí desde luego no me quita el sueño que alguna nota sólo se entone aproximadamente (para algo estamos en el país del autor de Desafinado). Por su parte, el británico Christopher Gould parece como contagiado del ambiente y acompaña con buen gusto manteniéndose siempre en segundo plano.

Este disco ha sido enviado para su recensión por LR Music.

Comentarios
Para escribir un comentario debes identificarte o registrarte.