250 aniversario de Ludwig van Beethoven
Schott VerlagSchott Verlag, la editorial que nació el mismo año que Beethoven (III)
Juan Carlos Tellechea
Poco antes de la era Richard Wagner (1849-1883) fallecía Andreas Schott (1840) y le sucedería en la dirección de la editorial su hijo, Franz (181-1874), junto con Johann Joseph Schott y su vástago August (1808-1856). Mas la cooperación se tornaría conflictiva. Johann Joseph y August tenían concepciones muy diferentes a las de Franz sobre cómo conducir la empresa en el futuro.
Franz estaba casado desde 1844 con la cultivada pianista Betty von Braunrasch, nacida en una familia acomodada. Ambos pertenecían a la élite cultural de Mainz. Franz Schott, cofundador de la influyente Academia de canto de Mainz (Mainzer Liedertafel), asumía en 1855 la presidencia de esta institucion, sucediendo a su finado tío, Johann Joseph Schott. Al mismo tiempo pasaría a ocupar la dirección de la editorial, mientras que la casa de música de la Fuststraße de esa ciudad pasaría a August Schott.
A partir de ese momento Franz Schott podrá tomar decisiones libremente en la editorial. Lo hará con gran éxito personal y editorial, siempre teniendo en mente a sus empleados. En 1861 creará un fondo de pensiones para ayudar a miembros de su personal inválidos o incapacitados para trabajar. En 1863 será investido consejero comercial por el archiduque Luis III de Hesse-Darmstadt y más tarde será honrado con diversos otros títulos.
Franz Schott se mantendría además activo en el establecimiento de una red de contactos en la vida política de Mainz para fortalecer su influjo. En 1865 sería alcalde honorario de Mainz (hasta 1871) y mediaría con éxito entre los diversos partidos de la ciudad, convertida entre 1814 y 1866 en una fortaleza de la Confederación Germánica y baluarte de Alemania frente a Francia.
A través de su amigo Heinrich Esser, Kapellmeister de la corte de Viena y anteriormente director de orquesta de la Mainzer Liedertafel, así como Kapellmeister del Teatro de Mainz, Franz Schott tomaría contacto en 1859 con Richard Wagner. El 7 de diciembre de 1859 Franz Schot le solicitaría a Richard Wagner en una carta el envío de una de sus importantes obras musicales y dramáticas. Wagner, quien desde hacía décadas se empeñaba en entablar una cooperación con Schott, le enviaría a vuelta de correo el 11 de diciembre la ópera El oro del Rin.
En 1861 aparecería la versión para piano de esta obra, primera del ciclo del Anillo del Nibelungo. Con esta adaptación para piano sería encomendado Karl Klindworth. Klindworth, director de orquesta y alumno de Franz Liszt como pianista, llevaría a cabo con éxito esta labor. En 1873 aparecería la primera impresión de la partitura con un tiraje de 50 ejemplares. Sería este el comienzo de una cooperación editorial y también de una profunda amistado con Franz Schott y su esposa Betty.
La ópera Los maestros cantores de Nuremberg la escribiría Richard Wagner en la cercana localidad de Biebrich, entre otros sitios. El compositor acudía frecuentemente a la villa de los Schott en Laubenheim y a la sede de la casa editorial en Weihergarten, donde despertará gran entusiasmo con una primera lectura de los Maestros cantores ante un pequeño grupo de personas. Poco antes de la muerte de Betty Schott, Wagner le dedicaría un álbum con su eterno agradecimiento a quienes lo apoyaron permanentemente y le brindaron su amistad.
Como segunda ópera de Wagner aparecería en 1874, bajo el número 21170, la partitura de La valquiría, con un tiraje de 75 ejemplares. En el reverso de la portada figura una interesante indicación: La propiedad de este ejemplar solo da derecho a la representación pública de la obra, siempre y cuando el propietario haya coadquirido ese derecho a través de un acuerdo verificable con el autor o con sus editores, como apoderados suyos. En vista de los inmensos costos de la partitura de 457 páginas, la editorial confiaba recuperar una parte de la inversión.
Los maestros cantores de Nuremberg, las cuatro óperas del Anillo del Nibelungo y Parsifal obligaron a la editorial a efectuar inversiones sin precedentes. Debían ser grabadas alrededor de 30.000 planchas. Un grabador podía terminar entre una y a lo máximo una plancha y media en cada jornada de trabajo. Además, Wagner reclamaba exorbitantes pagos por adelantado. La necesidad de dinero del compositor era tan notoria, como sus legendarias exigencias a la editorial.
Desmoralizado por las interminables discusiones, Franz Schott escribiría a Richard Wagner el 21 de octubre de 1862. Un editor musical no le puede negar sus necesidades, estas solo las puede satisfacer un rico banquero o un príncipe que puede disponer de millones...(...). Ese príncipe lo encontraría Richard Wagner dos años más tarde en el joven rey de Baviera Luis II.
Después de El anillo del Nibelungo aparecería en 1882 Parsifal en Schott, como única y última obra de Wagner de su nuevo editor Ludwig Strecker (novel director de Schott). Con Strecker negociaría Richard Wagner implacablemente sus honorarios. Finalmente el joven editor aceptaría abonar 100.000 marcos, una suma de dinero nunca antes pagada en Alemania, como anota Strecker el 8 de septiembre de 1881, que he decidido pagar, tras una madurada reflexión.
Durante muchos años la música de Richard Wagner sería la columna vertebral de la casa Schott. Más de 800 ediciones -obras originales de Wagner, así como arreglos para diferentes instrumentos- aparecerían en esta editorial. Importantes compositores relacionados con Wagner confiarían también sus piezas a la casa Schott, entre ellos Franz Liszt (Années de pèlegrinage de 1855 a 1859, el Concierto para piano número 2 en la mayor de 1863), Peter Cornelius (Sechs Lieder opus 1 de 1854, Trauer und Trost, Liederzyklus opus 3 de 1857), así como Charles Gounod y Franz Lachner.
A esto cabe agregar arreglos de oberturas, arias y coros de ópera, así como populares piezas orquestales, y obras pedagógicas.
También las filiales contribuirían al éxito. El hermano de Franz Schott, Peter, dirigía él solo la dependencia de Bruselas desde 1849 y con La guide musicale fundaría en 1855 la principal revista de música de habla francesa del siglo XIX. Peter Schott abriría asimismo la sucursal en París y la de Frankfurt del Meno (vendida en 1872). Tras su muerte asumiría su hijo Peter las filiales de Bruselas y París, hasta que se retiró del negocio y vendió en 1889.
La casa Schott de Londres editaba partituras desde mediados de siglo. En 1879 recibiría la autorización de la casa real (bajo la reina Victoria) y prosperaría bajo la dirección de Karl Volkert. Más dificil resultaba la vida en Mainz. En 1856 fallecería August, primo de Franz Schott. Su hija, Theresia, asumiría en 1867 la casa de música junto con su marido Friedrich von Kittlitz.
Pero Franz Schott presentaría un arreglo jurídico para que el negocio de venta al detalle de la casa de música B. Schott's Söhne cambiara de nombre y se llamara F. v. Kittlitz-Schott que, además, no podría suministrar artículos musicales a casas de música o a librerías en una radio de 15 horas de distancia alrededor de Mainz.
Después de la muerte de su esposo, Theresia dirigiría el negocio junto con su hijo Friedrich y se especializaría en el negocio de la venta de instrumentos musicales, sobre todo pianos que venían, aunque no por largo tiempo más, de B. Schott's Söhne. En 1873 Franz Schott cesaría la producción de esos instrumentos.
El 5 de agosto 1874 fallecería Franz Schott en Milán, donde Betty pasaba el invierno por razones de salud. Como no tenían hijos, moriría con él el último editor de la familia Schott. En el testamento Franz Schott dispuso que su viuda heredara la editorial y reguló el inmenso legado familiar. La mayor parte de las cartas de Ludwig van Beethoven dirigidas a la editorial pasarían a la ciudad de Mainz.
El dinero en efectivo sería para apoyar a los pobres en la localidad de Laubenheim, y del patrimonio de la fundación Schott-Dörr Stiftung debería recibir ayuda monetaria un habitante de Weisenau o su viuda. El Schottenhof, un núcleo de viviendas todavía en construcción en el centro de Mainz, quedaría a cargo de la fundación Schott-Braunrasch Stiftung y los ingresos por concepto de alquiler serían destinados a la preservación y promoción de la música.
Así sería salvada la Orquesta del Teatro de Mainz que se encontraba en dificultades financieras. De aquella orquesta surgiría la Philharmonische Staatsorchester Mainz de nuestros días. También el Conservatorio (hoy Peter Cornelius Konservatorium) de Mainz recibiría (hasta hoy) respaldo de la fundación Schott-Braunrasch Stiftung. Todas esas contribuciones fueron durante largos años un lastre económico para la empresa. Richard Wagner, siempre tan inquieto por sus honorarios, los llamaría con desdén más tarde estúpidos legados.
¿Y que sería de la editorial? También eso quedaría regulado exactamente por el testamento. Peter Schott (hijo), y el hijo (todavía menor de edad) de su sobrina, Franz Landwehr, recibirían cada uno dos quintas partes de la editorial. Otra quinta parte pasaría a Louis o Ludwig Strecker, de Darmstadt. Strecker conoció a Franz Schott por intermedio de la archiduquesa de Hesse y no estaba emparentado con la familia Schott.
La noticia de la muerte de Franz Schott tomó desprevenido al joven jurista. Betty le urgió asumir de inmediato su labor en la editorial. Pero Ludwig Strecker teminó en noviembre de 1874 su doctorado de abogacía para entrar el 2 de enero de 1875 como practicante, sin sueldo, a la editorial Schott. Tres meses después moría también Betty Schott. Con 22 años de edad, Strecker se encontraría de la noche a la mañana con la enorme obligacion de tener que dirigir los negocios de una editorial de música de renombre internacional.
Strecker tomaría la última obra de Richard Wagner, Parsifal. Ni la composición ni la Festspielhaus de Bayreuth (como único lugar de interpretación) estaban listos al momento de la firma del contrato. En 1883 fallecería Wagner en Venecia, y Ludwig Strecker continuaría escribiendo la historia de éxitos de la editorial Schott hasta su muerte en 1943.
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