La Orquesta de Córdoba, dentro del XXII Festival de Piano Rafael Orozco, bajo la dirección de Salvador Vázquez, acompañará a uno de los pianistas con más proyección internacional en la actualidad, el joven Martín García García, en un concierto único.
No es que Zimerman subestime la energía, pero ésta permanece perfectamente canalizada, rechazando el exceso y el brillo virtuosos.A partir de ahí, la interioridad, los sueños y la emoción emergen con naturalidad.
Las abundantísimas propinas de Yuja Wang, hasta casi duplicar la duración del concierto, acercaron su recital al de una diva de ópera, que siempre se 'debe a su público'
El Festival Internacional de Santander presenta su 73.ª edición, que suma 49 actividades en una programación diaria que une musicalmente Santander con otras 18 localidades cántabras.La Orquestra de la Comunitat Valenciana -Palau de Les Arts, el maestro James Gaffigan y la soprano Aida Garifullina protagonizan el concierto inaugural, que clausurará 29 días más tarde la Filarmónica de Radio France junto a Mikko Frank y la violonchelista Sol Gabetta
En esta velada, Demis Volpi Volpi se embarca en la búsqueda del mito de Truman Capote, quien escribió sus primeras novelas basadas en hechos reales en el decenio de 1960.Aquí la cuestión está muy clara: ¿dónde está el límite entre la realidad y la interpretación artística?
Si se compara la interpretación de Chopin de Lisiecki con la de exégetas tan consagrados y reconocidos como Grigory Sokolov o Daniil Trifonov, el joven Lisiecki está lógicamente muy lejos de su nivel
Krichel ofrece una paleta sin precedentes así como toda la gama de matices de un lirismo sin empalagos.Su virtuosismo no es un alarde de demostración, y su poética es la de un músico que sabe reflexionar sobre lo que toca.
Grimaud lleva décadas firmemente establecida en el mundo de los conciertos y sus actuaciones, que son siempre una garantía de calidad, se caracterizan por la contención y la modestia.
Babayan ha desarrollado un amor particularmente ferviente por las obras de Rachmaninov y aprecia especialmente la variedad de estados de ánimo y de colores de la música.
Giltburg estaba en su particular y debussyano mundo y Sakari Oramo hacía encaje de bolillos de forma lenitiva para decidir cuándo respetaba al pianista y cuándo respetaba a la orquesta.