Discos

Latitudes estratosféricas para nuevas y viejas propuestas

Raúl González Arévalo
martes, 18 de abril de 2006
Elizabeth Vidal: The Art of the Coloratura. Airs d’Opéras français. George Bizet: Echo, viens sur l’air embaumé, de La Jolie Fille de Perth. Ambroise Thomas: Est-ce un doux mensonge, de Le Roman d’Elvire; A vos jeux mes amis… Partagez mes fleurs, de Hamlet; Dans ce sombre cachot, de Le Comte de Carmagnola; Je suis Titania, de Mignon. Camille Saint-Säens: Le Rossignol et la Rose, de Parysatis. Jules Massenet: Suis-je gentille ansi… Je marche sur tous le chemins y Oh, Manon vous êtes Reine (fabliau), de Manon. Charles Gounod: Valse, de Faust. Félicien David: Charmant oiseau qui sous l’ombrage, de La Perle du Brésil. Jules Massenet: Méditation pour voix solo, de Thaïs. Elizabeth Vidal, soprano. Orquesta de la Ópera de Meiningen. Hans Rotman, director. Ronald J. Dom, productor. Yannick Willox, ingeniero de sonido. Un disco compacto DDD de 63 minutos grabado en junio de 2005 en el Teatro de la Ópera de Meiningen. Talent DOM 291077. Distribuidor en España: Gaudisc
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¿Quién dice que las voces muy agudas tienen un repertorio muy limitado? Si hay una cantante dispuesta a demostrar lo contrario es precisamente la francesa Elizabeth Vidal, cuyas propuestas discográficas son cada vez más interesantes por lo poco transitado de las piezas. Ya lo demostró en la grabación del anterior disco con su marido, el barítono André Cognet, en las colaboraciones con la discográfica Opera Rara, y de nuevo vuelve a la carga con estas arias francesas.

En los últimos tiempos Ambroise Thomas, el profesor de Massenet y director del Conservatorio de París, ha recuperado cierta popularidad gracias a la reposición de Hamlet, ópera que a mi entender está recobrando el puesto que merece en el repertorio, pues más allá de la célebre escena de la locura ofrece magníficas oportunidades a los intérpretes principales. Aquí tenemos naturalmente a la delirante ‘Ofelia’ en lo que ya no es tanto una rareza, como no lo es tampoco la célebre “Je suis Titania” de la otrora popular Mignon, ópera preciosa, llena de lirismo y melodías inolvidables, que debería correr la misma suerte que su hermana “seria”. Con seguridad sería un gran éxito de público.

No dejarán de llamar la atención del oyente las desconocidas arias de Le Roman d’Elvire y Le Comte de Carmagnola, que mantienen la misma tipología vocal: soprano muy aguda con grandes momentos de lucimiento en la coloratura. Pero no piensen que el disco es sólo puro fuego de artificio: de La Jollie Fille de Perth no se ha escogido la complicada “Vive l’hiver” sino la evocadora “Echo, viens sur l’aire embaumé”, con estupendos resultados.

Junto a estas piezas poco o nada conocidas hay otras de mayor difusión: la Manon massenetiana, un poco como La Traviata de Verdi, la afrontan voces decididamente líricas tanto cuanto otras más ligeras, de modo que casi podemos considerar que el resultado final –obviamente superado el mínimo de garantía– es cuestión de gustos. Personalmente prefiero en esta ocasión la prestación en el fabliau compuesto para Sybill Sanderson que la interpretación del aria original de la escena de ‘Cours La Reine’. Además, el duelo con flauta –otro clásico del Romanticismo musical– de la encantadora La Perle du Brasil de Félicien David es otra pieza obligada del repertorio francés para soprano de coloratura y encuentra a la Vidal a la altura de las insignes colegas del pasado, favorecida además por una toma de sonido estupenda.

He dejado para el final las dos pistas que más me han llamado la atención: el coro en forma de vals del Faust de Gounod (“Ainsi que la brise légère”) es una de las piezas más populares de la ópera. Sin embargo desconocía que el propio compositor hubiera preparado una versión para soprano de coloratura sobre la parte de los violines. No habiendo encontrado más que la versión para piano, Christian Manen ha reconstruido la partitura sobre la orquestación original. Es una curiosidad indudable, compuesta para la mítica Madame Miolan-Carvalho, creadora de los papeles de ‘Margarita’, ‘Mireille’ y ‘Juliette’ y destinataria de esas breves y complicadas piezas que son “el aria de las joyas”, “O légère hirondelle” y “Je veux vivre”.

Por último, la “Méditation” de Thaïs, que con frecuencia se interpreta independientemente como pieza de lucimiento para el violín (y otros instrumentos que lo sustituyen). Es la primera vez que una voz asume el papel del instrumento en su tonalidad original. Más allá de las proezas que exige en materia de tesitura –desde este punto de vista podría decir que es la pieza más exigente del disco– el resultado final es de un gran lirismo gracias a la expresividad de la voz humana, y bien podría figurar entre esos ‘vocalises’ que la usan como un instrumento más (a bote pronto estoy pensando en Alabiev, Rachmaninov, Stravinsky, Glière).

La escuela francesa mantiene hoy día una gran tradición de sopranos de coloratura. Desde Lily Pons y pasando por Madò Robin (poseedora del mítico Sib5) hasta el último cuarto del siglo XX con Mady Mesplé (que no se quedaba corta con el Sol5) y nuestros días con Annick Massis y Natalie Dessay, la Vidal se ha ganado un puesto por derecho propio. No es ‘otra más’ entre las sopranos ligeras de agilidad: detrás de sus interpretaciones hay mucho trabajo y mucha técnica: la que adquirió estudiando con la gran Elisabeth Grümmer, discípula a su vez de otra grande, Maria Ivogün. Así, los espectaculares sobreagudos no son nunca un fin en sí mismos, como tampoco la coloratura, antes bien, son usados de modo expresivo, como esos pianissimi a lo largo de toda su extensión –pocas demostraciones de técnica superiores a ésta–. Sinceramente creo que es una magnífica oportunidad para conocer a esta soprano, más allá del interés objetivo de las propuestas musicales. La presentación está cuidada, aunque los textos están sólo en el francés original, mientras que las notas figuran en inglés, francés y alemán.

Este disco ha sido enviado para su recensión por Gaudisc

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